Francisco Javier nació en el Castillo de Javier (Navarra, España) en 1506. Desde pequeño, su madre le enseñó a rezar, acudiendo a diario a la capilla del Castillo.
A los 19 años, se marchó a París a estudiar donde conoció a, Ignacio de Loyola, quien en los momentos difíciles en París siempre le ayudó Ignacio lo fue acercando poco a poco a Jesucristo, ayudándolo a darse cuenta del poco valor de los bienes de la tierra y de lo mucho que valía AMAR.
En 1534, fue uno de los siete con que San Ignacio funda
A los 31 años, es ordenado sacerdote en Venecia junto a sus compañeros de la naciente Compañía de Jesús
En 1541, con 35 años, parte desde Lisboa acia Goa (India), donde comenzará la parte más importante de su vida: la de misionero. Sus primeros años los pasó atendiendo una leprosería
En 1544 parte rumbo a Malasia donde misionará durante seis meses. Solía adaptar las verdades de fe a la música popular, método que tuvo gran éxito.
De aquí parte a Amboino (Islas Molucas), y recorrió varias islas predicando durante cerca de año y medio. Cuando predicaba, más que sus argumentos, convencía con su santidad y con la fuerza de sus milagros.
Su predicación era constante y tenaz, regresando una y otra vez con diferentes medios hasta conseguir transmitir la fe a las personas a que se dirigía
Su único equipaje eran su libro de oraciones y su incansable ánimo para enseñar, curar a enfermos, aprender idiomas extraños y bautizar conversos por millares. Dedicaba las noches a la oración y, si no lograba dormir, pasaba horas recostado junto al sagrario
Nuevamente vuelve a
Ya en 1545 se dirige a Japón, donde luego de aprender el idioma, logró traducir al japonés una exposición muy sencilla de la doctrina cristiana que repetía a cuantos estaban dispuestos a escucharle.
Todos los que lo conocieron le describieron como una persona muy alegre y optimista, dispuesta a trasmitir a los demás la felicidad que le producía haber sido escogido por Dios para difundir su palabra.
En su último viaje, salió de
Murió el 3 de diciembre de
Fue canonizado junto a San Ignacio, y otros, por el Papa Gregorio XV, el 12 de Marzo de 1622.
En 1904. San Pío X le nombra Patrono de las Misiones, por haber consagrado su vida a la predicación del Evangelio “hasta los confines de la tierra”.
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